Debatir, ejercicio democrático ‖ Por: Víctor Alejandro Espinoza
Transiciones
El 12 de mayo de 1994, tuvo lugar en nuestro país el primer debate presidencial de la historia política. En términos sociales la fecha es reciente; en aquella ocasión Diego Fernández de Cevallos, Ernesto Zedillo Ponce de León y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano fueron los protagonistas del histórico ejercicio. Desde entonces, los debates se han “normalizado” ya no son sucesos extraordinarios sino parte consustancial del ejercicio democrático.
Sin embargo, hay ya quienes se quejan de la cantidad de debates que se organizan por tipo de elección: los hay de candidatos a cargos federales, estatales o municipales, así como para los poderes legislativos. Por ejemplo, para el actual proceso electoral de Baja California, se han programado un total de 25 debates oficiales organizados por el Instituto Estatal Electoral: 3 para candidatos a gobernador, 5 para candidatos a alcaldes y 17 para candidatos a diputados por el principio de mayoría relativa. A ellos habría que agregar los convocados por organismos de la sociedad civil y medios de comunicación. Al final tenemos un número considerable de debates.
Yo soy de la opinión que debe haber todos los debates que sea posible, tratando de que resulten atractivos para los ciudadanos. Es decir, que haya información, propuestas, pero también para ver cómo responden los candidatos en situaciones de presión. Lamentablemente también existe la posibilidad que se pierda el interés por lo repetitivo y la falta de conocimiento o preparación de los candidatos en ciertos temas.
Este domingo 28 de abril tuvo lugar el primero de tres debates de los candidatos a la gubernatura de Baja California. Como sabemos, hay seis candidatos (ninguna mujer y tampoco independientes). A la cita de este domingo solo acudieron 5. Decidió no presentarse, el candidato que según las encuestas se encuentra de puntero, Jaime Bonilla Valdez, el abanderado de la única coalición “Juntos Haremos Historia por Baja California”, encabezada por MORENA, PT, Transformemos y PVEM.
Fueron dos los temas que incluyó el primer debate: seguridad pública y relación binacional y migración. Quienes sí asistieron fueron: Jaime Martínez Veloz del PRD; Oscar Vega Marín, candidato del PAN; Enrique Acosta Fregoso, del PRI; Héctor Osuna Jaime de MC e Ignacio Anaya Barriguete, candidato del PBC. El tiempo programado fue muy breve, apenas de una hora, lo que dificultó enormemente ahondar en los conocimientos de los candidatos.
Una de las preguntas preferidas de quienes se interesan por los debates es la opinión sobre quién ganó. Realmente yo no vi a nadie que hubiera destacado claramente sobre los otros: nadie ganó, salvo los ciudadanos que pudieron acceder a la transmisión (habría que conocer cuál fue la audiencia). Había la curiosidad por saber con qué intensidad criticarían al ausente, pero creo que esto fue desaprovechado. Normalmente quienes se encuentran por debajo en las intenciones de los votantes tienen la oportunidad de cuestionar al puntero para bajarle algunos puntos porcentuales en las preferencias.
El segundo más cuestionado fue el candidato panista, Oscar Vega Marín. Y esto parece lógico pues es el representante del partido en el poder por casi 30 años. Y ante los niveles tan bajos de evaluación y aceptación del gobernador Francisco Kiko Vega, ha insistido en deslindarse. Sabemos que Vega Marín no pertenece al grupo político del gobernador; pero más allá de compartir apellidos, la ciudadanía le transfiere los costos y el desgaste de los gobiernos panistas de tres décadas. Sobre todo, si vemos que la inseguridad y la corrupción gubernamental son los problemas más sentidos de los electores de la entidad.
Poco pudimos conocer de lo que planteaban los candidatos sobre seguridad, nada dijeron sobre la relación binacional y solo expresaron algunas propuestas sobre migración. Nada nuevo me refiero que no se esté discutiendo a nivel federal. Nadie criticó por ejemplo la errática y contradictoria política migratoria actual. Habrá que revisar los documentos de su Plan de Trabajo para enterarnos qué piensan sobre asuntos puntuales de la problemática de la entidad. Aun así, bienvenida la deliberación democrática.